Masas insurgentes encienden la periferia


El apartheid social inherente al sistema capitalista y sus contradicciones irreconciliables entre capital y trabajo, sumados dan como resultado la explosión de rabia que durante los dos últimos años y con mayor intensidad entre Octubre y diciembre de 2005 en Clichy-sois-Bois y entre Noviembre y diciembre de 2007 en Villiers-le Bel han pintado el extrarradio de estas barriadas de París y el de otras ciudades como Marsella, Nantes o Lyón del color de la rebeldía. La incógnita a despejar en esta ecuación es cual es el verdadero potencial revolucionario de esta ráfaga de violencia espontánea que ha llamado poderosamente la atención de todos los militantes conscientes.

Los hechos fueron provocados por la actuación de la policía francesa que tras un choque contra la motocicleta conducida por dos jóvenes de 15 y 16 años resultaron muertos. La fiscalía francesa exculpó a los dos policías de la causa tras la investigación realizada. La versión oficial dibujaba la siguiente secuencia de hechos: Moushin y Larami, que así se llamaban los interfectos, conducían una moto a toda velocidad por las calles de Villiers-le Bel cuando chocaron con un coche de policía a la salida de un cruce. La muerte de estos dos jóvenes fue el detonante de las consiguientes jornadas de disturbios que arrasaron esta barriada parisina. El Saldo fue el de cuatrocientos jóvenes detenidos centenares de vehículos y edificios públicos incendiados. La aparición de un video doméstico grabado por un vecino de la zona demostrando la actuación policial en la cual aparecían los dos jóvenes golpeando el coche policial y tras ello el conocido final. El esclarecimiento de la actuación policial dio como resultado que en Villers-le Bel y en Toulouse se produjeran de nuevo noches de duras escaramuzas con la policía antidisturbios teniendo esta vez un sesgo diferente, en los enfrentamientos varios agentes fueron heridos por arma de fuego.

Los jóvenes banlieueosards hicieron temblar de miedo durante el otoño de 2005 al Estado francés y durante esta última oleada de disturbios en Noviembre de 2007 han vuelto a recordarle que solo manu militari es posible solucionar la crisis social, como así ha hecho el gobierno de Fillon, convirtiendo las barriadas en territorios vigilados permanentemente por la policía, imponiendo el terror a la población, que esta vez se ha convertido en cómplice necesario para con estos jóvenes a los que sólo se les puede acusar de rebelarse contra esa sociedad que les excluye permanentemente, cobrándose el Estado francés el saldo de tres mil detenidos, de los que obviamente solo una mínima parte son potenciales participantes en las algaradas nocturnas ocurridas en la zona.

El origen de la banlieue hay que buscarlo en el new deal francés de la posguerra mundial correspondiente a la correlación de fuerzas existentes, con un Partido Comunista Francés hegemónico y un de Gaulle que fundaba la v República con la idea de asentar el consenso social y el desarrollo del estado del bienestar para evitar la posible crisis que comenzó ha manifestarse durante el “Mayo del 68” y que concluyó con los acuerdos de Grenelle por los que los sindicatos arrancaron a la patronal pequeñas conquistas como la subida del salario mínimo del 35% o la jornada de cuarenta horas semanales, consiguiendo además el compromiso del estado para la construcción de viviendas públicas y el desarrollo de las políticas necesarias para que las grandes masas asalariadas y desempleadas pasarán por el aro del reformismo burgués que blandía como bandera el PCF. Las banlieues francesas son lo que los comunistas hemos denominado siempre “cinturón rojo” de París. Los actuales distritos de Val-de-Marne, Seine-Saint-Denis y Hauts-de-Seine son aquellos barrios en los que se agrupaba la clase obrera francesa junto con los trabajadores provenientes del los países del sur de Europa, Italia y en su mayoría Portugal y España y a los que en la segunda mitad de los años 60 se incorporaría el proletariado post-colonial de Marruecos Argelia y Túnez. El proceso de degradación de las condiciones de vida a mediados de los años 70 con un acusado aumento del paro juvenil y de la exclusión social convirtió a estas barriadas en lo que hoy los políticos burgueses franceses llaman ZUS (Zonas Urbanas Sensibles). Existen según el estado francés 738 ZUS en la Francia continental y en los territorios de Ultramar. La posterior descolonización de los países del África Central y del Sur y la implantación del modelo de producción postfordista han convertido a estas zonas en verdaderos guettos en los que conviven todas las razas y todas las culturas unidas bajo el denominador común de no tener ningún tipo de futuro ni de expectativas de vida.

La línea continua en la que se ha movido la lucha de clases en Francia exarcebó la contradicción entre las cités, es decir la zonas del centro de París en las que se asienta la burguesía y la clase media acomodada y las banlieues es decir los barrios periféricos en los que se agolpan las masas explotadas y excluidas.

El grupo de jóvenes que han protagonizado las rebeliones en Clichy-sois-Bois y Villiers-le Bel son actualmente la manifestación social de las irreconciliables contradicciones entre la burguesía, que a mediados del mes de Noviembre encendían las luces de navidad en el céntrico boulevard de París por el que los comuneros desfilaron triunfantes al proclamarse la Comuna y el proletariado que al mismo tiempo en los barrios encendía las llamas de la rebelión. El fenómeno de los banlieueosards se ha revelado como la nueva fuerza revolucionaria capaz de poner en jaque no solo las CRS (Compañías Republicanas de Seguridad) que tomaron militarmente sus barrios sino a todo el estado francés, convirtiéndose los disturbios en casus belii para Nicolás Sarkozy que ha conocido de cerca las dos explosiones, la de Clichy-sois-Bois como ministro del Interior y la de Villiers-le Bel como presidente de la República, demostrando así que cuando las masas son capaces de desafiar la autoridad burguesa que se asienta sobre la explotación asalariada solo se les puede doblegar por medio de la toma militar de las zonas y la aplicación del terror y la represión, como así ha actuado el propio gobierno de Francoise Fillon deteniendo tras los últimas revueltas a cuatrocientas personas a las que se puso en el disparadero acusándolos de ser cómplices, de proteger a los jóvenes.

La espontaneidad y el carácter destructivo y nihilista de la revueltas no debe desmoralizarnos, sino todo lo contrario, debe impulsar hoy más que nunca el proceso de reconstitución de la ideología revolucionaria y de su estado mayor, el Partido Comunista al observar como los jóvenes banlieusards han sacudido no solo los cimientos del Estado francés sino que han asestado el golpe de gracia a la “vieja concepción” de ver en la aristocracia obrera el objeto de la revolución, sabiendo que ésta no sólo no combate al sistema sino que mediante sus métodos de lucha tradeunionista y su ideología revisionista lo apuntala, siendo hoy el aliado más fiel de la burguesía.

Rectugenos

1 comentario:

Cristian dijo...

La verdad que estoy completamente de acuerdo con el post pero seria genial que algun dia se pase de este tipo de cosas a un cambio real, aparte no me quiero imaginar lo que le hubiese pasado a mi volkswagen gol de haber estado ahi