TALLER MARXISTA ¿Qué hacer? Problemas candentes del movimiento



Lenin, en su obra “¿Qué hacer?”, analiza la experiencia de la socialdemocracia rusa, dividiéndola en tres períodos, este ejercicio de balance sienta las bases para el posterior deslindamiento con el revisionismo menchevique y el afianzamiento de la línea revolucionaria, el bolchevismo.

Tres son los períodos en que se divide la historia de la socialdemocracia rusa hasta 1903.

El primer período, de 1884 a 1894. Período de intensa lucha ideológica dentro de la socialdemocracia, cuyo resultado es el afianzamiento teórico y programático del movimiento socialdemócrata. En esta etapa, la socialdemocracia no tiene vinculación con el movimiento obrero.

El segundo período, de 1894 a 1898. La socialdemocracia se posiciona como partido político, impulsando a las masas populares. Es el momento del deslindamiento político de la línea revolucionaria con el populismo, período de lucha por la dirección del moviendo proletario, por la posición de vanguardia. En el fragor de la batalla contra los héroes del terror, los socialdemócratas no sólo no descuidaban la teoría revolucionaria, sino que los intelectuales sentían pasión por el marxismo.

El tercer período, a partir de 1898, se caracteriza por el atraso de los dirigentes, posicionándose en la retaguardia, frente al auge del movimiento espontáneo de masas. En palabras de Lenin:

“Los dirigentes no sólo quedan rezagados tanto en el sentido teórico (“libertad de crítica”), como en el terreno práctico (“métodos primitivos de trabajo”), sino que intentan defender su atraso recurriendo a toda clase de argumentos rimbombantes. (…) Lo que caracteriza a este período no es el desprecio olímpico de la práctica por algún admirador de lo “absoluto”, sino precisamente la unión de un practicismo mezquino con la más completa despreocupación por la teoría.” (Progreso, Págs. 179 y 180)

En este contexto escribe Lenin “¿Qué hacer?”, cuya importancia no sólo radica en la gran cantidad de posibles citas, las cuales constituyen un magisterio fundamental para la lucha contra las desviaciones revisionistas que, tanto hoy como entonces, desvirtúan el marxismo y arrastran al movimiento comunista por la senda del practicismo, en cualquiera de sus formas históricas, ya sea el sindicalismo, como el terrorismo. El mayor aporte que constituye esta obra, lo encontramos en su naturaleza de balance de la experiencia de la socialdemocracia rusa, que sienta la bases para la constitución del partido bolchevique, no como organización de dirigentes (la tradicional manera sesgada en que nuestro movimiento ha entendido esta obra), aunque Lenin se centre en el eslabón de la organización de la vanguardia, sino como fusión de las masas proletarias con su vanguardia revolucionaria, lo cual permite cerrar el tercer periodo y dar paso al periodo revolucionario, la era del partido bolchevique.

Pese a los esfuerzos de Lenin por hacer un balance consecuente, los bolcheviques no consiguen romper totalmente con la ralea del tercer período. Métodos primitivos de trabajo, despreocupación por la teoría, entre otros, no son exclusivos de la realidad rusa, sino que estos elementos son arrastrados por el movimiento comunista ya desde la segunda internacional, causa que provoca un hilo de continuidad con el tercer período, subsistencia del economicismo y su posterior rehabilitación hasta hoy en día.

Cabría preguntarse: “¿y ahora qué?, ¿dónde nos encontramos nosotros?”. Tras la derrota sufrida por el comunismo, ya no nos encontramos en el contexto del ciclo, todas las tendencias dilapidadoras del marxismo, pertenecientes al tercer período, no sólo han sufrido una revitalización sino que son las posturas dominantes. Descontextualización del ciclo y afianzamiento del revisionismo como elementos característicos del movimiento comunista confirman la ausencia de referente revolucionario.

La socialdemocracia rusa en el primer período, en el cual se afianza la teoría y el programa, contaba con toda la experiencia anterior de la socialdemocracia europea, lo cual les permite construir un programa desde la lucha de Marx y Engels. Aunque anacrónico, haciendo un intento de buscar las similitudes con la situación en la que se encontraba la socialdemocracia rusa, tendríamos que retroceder aún más en la historia del movimiento comunista, ya que nosotros, en nuestra actual situación, contamos con la experiencia del ciclo revolucionario de octubre, experiencia sí, pero sin sintetizar; de ahí la necesidad imperiosa de cumplir con la obligación histórica que todos los revolucionarios anteriores en cumplido, de ahí la necesidad del balance.

Hoy la tarea que nos exige la revolución, es la construcción de referente, estamos en la fase de construcción de vanguardia, y Lenin demuestra en su obra, que todo movimiento revolucionario se construye desde la lucha de dos líneas, la cual nos permitirá sentar las bases científicas previas al programa revolucionario, con el cual podremos acercar nuestro discurso a las masas proletarias.

En resumen, la etapa del movimiento comunista cuyas tareas se pueden identificar a las actuales, es la etapa de construcción de referente revolucionario, previa al primer período.


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